Los embalajes juegan un papel importante en la protección, el transporte, la conservación y el etiquetado de productos alimentarios. Con un 28,6%, el embalaje de productos alimentarios es el segundo mercado más importante del sector y las previsiones apuntan a un índice de crecimiento anual del 2,7% hasta 2022, llegando a alcanzar los 278 200 millones(1) . Asia es el mercado más importante para el embalaje de productos alimentarios, seguido de Norteamérica y Europa Occidental.
El rol del embalaje de productos alimentarios está evolucionando a un ritmo frenético y el modo en que las marcas diseñan, envasan y distribuyen sus productos está cambiando. Para atender a una población cada vez más numerosa y más urbana, el embalaje desempeña un papel decisivo en la cadena de suministro alimentario. Y es que el embalaje permite un transporte seguro y prolonga el periodo de conservación de numerosos productos alimentarios. Si bien es cierto que el embalaje de productos alimentarios debe conservar su objetivo principal, también debe reutilizarse y reciclarse para hacer frente a los retos de sostenibilidad.
Los consumidores y las marcas exigen cada vez más a los embalajes, desde mayor sostenibilidad a una facilidad de uso mejorada. El embalaje debe ser el adecuado para su propósito —ni más, ni menos. Es entonces cuando hablamos de un diseño de los embalajes optimizado, sin embalaje de menos que genere desperdicio de alimentos ni embalaje de más que genere residuos innecesarios.
Los servicios en línea de compra y entrega de productos alimentarios están planteando nuevos retos en cuanto al embalaje y el transporte necesario. Además, el extra de comodidad que supone la entrega de kits de comidas completos gana cada vez más adeptos. El mercado de los productos alimentarios al que nos referimos incluye globalmente productos lácteos, alimentos frescos, alimentos secos y aperitivos, alimentos congelados y alimentos para mascotas.
La fabricación de alimentos envasados viene alentada por una población cada vez más numerosa y más pudiente. Los cambios en el estilo de vida como la urbanización, un ritmo de vida ajetreado, los hogares unipersonales, la creciente demanda de productos de salud, los nuevos formatos minoristas, el comercio electrónico y los nuevos comportamientos sociales están moldeando las tendencias en el sector de los embalajes.
Hoy en día existe un surtido mucho más amplio de productos (más sabores, colores, bajos en grasa, bajos en sal, sin gluten, sin alérgenos, vegetarianos, sin compuestos orgánicos volátiles) y disponemos de muchas otras categorías o variedades del producto principal. El número cada vez mayor de referencias, la menor durabilidad, los tamaños de envase más pequeños, la personalización y la comodidad en general —productos para microondas y de fácil apertura— están cambiando la producción de embalajes.
El crecimiento a gran escala del envasado de productos de consumo (CPG, Consumer Packaged Goods) se está ralentizando en favor de las marcas locales (CPG menores), que se están desarrollando más rápidamente al ser más ágiles y percibirse como responsables socialmente. Al mismo tiempo, las cadenas minoristas internacionales están expandiendo su presencia en los mercados en desarrollo, incrementando así la demanda de embalajes e introduciendo más consumidores en los hábitos de compra occidentales.
Los kits de comidas son una nueva forma de alimentación cada vez más popular. Resultan muy atractivos para los millennials y la generación X, sobre todo entre las personas que viven solas y los hombres. Su comodidad hace que consumidores con un estilo de vida ajetreado puedan cocinar y degustar comidas saludables en raciones de tamaño perfecto. Ello permite un menor desperdicio de alimentos a las personas que viven solas, que pueden considerar muchas opciones de productos disponibles en los supermercados excesivas para sus necesidades.
Cada vez existe más legislación sobre la información que deben mostrar los productos alimentarios, de modo que a los consumidores se les presenta de forma legible información importante, precisa y fácil de entender en sus respectivos idiomas. También somos testigos de la creciente presión a la que son sometidos los titulares de marcas y los minoristas para reducir el impacto medioambiental de los embalajes, haciéndolos más livianos y centrando sus esfuerzos en las tres R: reducir, reutilizar y reciclar.
En 2018 los consumidores han investigado más que nunca antes de comprar, incluso en el sector de la alimentación. Con una rápida búsqueda en sus smartphones, los consumidores pueden tomar decisiones rápidas e informadas sobre los productos que consumen. ¿Qué alimentos proporcionan la proteína y la inyección de energía necesaria para un entrenamiento? ¿Qué bebidas ayudan a mejorar la salud de la piel? ¿De dónde provienen los alimentos? ¿Cuáles son los principios fundamentales y la historia de la empresa que fabrica el producto? Las empresas alimentarias de éxito utilizarán plataformas digitales y redes sociales para conectar con los consumidores, proporcionar sólidas vías de investigación de productos, consejos, historias, foros y mucho más para el consumidor ávido de información. Aprovechar el Internet de las cosas y los big data también es parte importante de esa estrategia global. En definitiva, el embalaje deberá desempeñar un rol completamente diferente.
La combinación de todas las tendencias requiere más diseños de embalajes, una reducción de la longitud de tirada media de embalajes específicos y un plazo de comercialización más ágil, lo cual está sometiendo a los convertidores de embalajes a mayor presión.